domingo, 31 de agosto de 2008

"Stairway to Heaven"


Dice la canción que hay una mujer comprando una escalera hacia el cielo. ¿Para qué la querrá? ¿Para perderse entre las densas nubes blancas? ¿O quizás cree que allá arriba existe de verdad el paraíso? Quizás es sólo un sueño mítico: compenetrar con el cielo azul de día y extinguirse con las infinitas estrellas de noche. Y además, como un plus o un extra, hacer migas con el atardecer, volando púrpura allá arriba.
¿Por qué querrá aquella escalera? ¿Acaso no es feliz abajo, contemplando la gente pasar y prejuzgándolos? ¿Acaso sentirá que este mundo es plano y que algún día, cuando llegue el fin de su viaje, caerá en picado por un precipicio hacia la nada, creerá, acaso, que el cielo podría ser su refugio?
¿Y quién no sueña con él, con tocar aquello que no puede alcanzar? ¿Quién no soñará con la escalera de esta mujer, desesperada por una tregua? Desesperada por marchar a algún lugar donde no sea un ánima vagando perdida. Una mujer con esencia, así quiere ser ella. Con esencia de paraíso. Y busca amparo bajo los escalones que aquella escalera le otorgaría si algún día la encontrase.
Pobre mujer, en realidad da pena porque está algo loca. Cree que vivir allá arriba en el cielo sería mejor; que hablar con el resplandor del Sol le abriría los ojos, y que sumergirse en aquel baño de astros brillantes le otorgaría belleza infinita.
¿Pues bien, qué sería si la soledad en el cielo le volviese loca? ¿Qué sucedería si el resplandor del Sol le cegase para siempre o si se convirtiese en una estrella vieja que cae con velocidad por el Universo degradando así su belleza?
Un sueño hecho realidad y sin embargo totalmente roto. ¿Será por eso que al final la mujer se piensa más de dos veces subir a la Escalera?
Laura Martínez.

sábado, 9 de agosto de 2008

El miedo en Canterbury.

El cielo caia oscuro tras los arboles, y a pesar del
tembleque de su voz, mi miedo no se camuflaba.
-Crees que deberiamos seguir?-pregunte
-No estoy seguro, pero Canterbury es una ciudad muy tranquila.
Aquella sesacion de terror corria despavorida por los diferentes rincones de aquel bosque, haciendome saber que aquella noche no iba a ser la ultima en la que sentiria aquella misma sensacion. El miedo llegaria incluso hasta casa.
-Mi primo dice que por aqui hay criaturas extranas.
El me miro sorprendido.
-No te lo creeras, verdad?
-No lo se, yo solo te cuento lo que me dijo...
En cierto modo no queria creermelo, pero lo hacia. Me conto que por algun sendero de aquel mismo bosque habia visto uno. Palido, blanco y con un ligero resplandor.
Me estremeci tras imaginarmelo por enesima vez. "Los fantasmas no existen" me dije, pero aun asi, el frio viento de aquella noche me aterrorizaba.
Las sombras de los arbustos parecian esconder secretos oscuros, cuyo enfoque parecia
desembocar en el movimiento de cualquier criatura viviente en aquel bosque. Me asuste al oir el
ulular del buho.
-Si que crees en esas historias de miedo!
-Y a ti que mas te da?
- No me da, esta claro. Me hace gracia que seas tan cria.
No lo mire si quiera. El miedo me paralizaba a pesar de que
mis pasos eran largos y rapidos.
-Es que tienes prisa?
No le conteste.
-Que te pasa? estas muy rara, nunca te habia visto asi. Los fantasmas no existen Helen.
De nuevo un silencio.
-De verdad crees que va a aparecerte alguno por aqui?
-Porque no te callas y me dejas en paz? Tendria una mejor vuelta a casa si no me atormentaras tanto.
En el fondo el sentia el mismo miedo que yo, pero no queria demostrarlo.Aquella noche no habia luna ni estrellas brillando en el cielo. Solo las enmaranadas ramas de los arboles parecian resplandecer entre la espesa oscuridad.
Lo sentia. Si, lo sentia fuertemente en el pecho. El corazon no me paraba de latir. Las intensas emociones que mi propia imaginacion hacia que sintiera elevaba la intensidad de mi respiracion. Ya hasta las piernas me flaqueaban.
-Quieres tranquilizarte?-me dijo Albert.
- Me estas poniendo nervioso.
Le agarre la mano para sentir el contacto y el calor de algun ser que no fuera sobrenatural. El respondio apretandola fuertemente, y entonces, agradeci su consuelo.
Todavia quedaba un buen trecho hasta llegar a casa.
-Deberiamos haber cogido un taxi.
-No seas tonta.
Pero de hecho, lo era.
Lo era, porque creia en historias fantasticas de animas correteando por los bosques, porque me imaginaba que alguna fuerza oscura me envolveria algun dia durmiendo y porque sentia una extrana sensacion de horror volando por toda la ciudad.
Derepente, vi a Albert caer bajo el sotobosque. Segudamente, yo me desmaye del miedo.
La ultima cosa que pude ver fue algo palido, blanco y con un ligero resplandor.


Laura Martinez.


pd: siento las faltas de los acentos, pero este teclado no lleva. (Escribo desde Inglaterra. Canterbury)