domingo, 18 de octubre de 2009

Los ojos tienen precio (2)


Sé que los ojos tienen precio. A veces trato de cuidarlos para que su valor aumente, pero siguen tan descuidados como de costumbre. Ahora, observando pasar a la gente por las anchas avenidas de Madrid y contemplando detalles que nada importan. Triviales, banales, sin sustancia.

Degradados por el deseo de querer a ese atractivo joven conmigo.

Degradados por la envidia de las piernas de la chica rubia, alta y apabullante, degradados por la fascinación de lo que no pueden tener, por la ilusión tonta no perdida que más daño hará en un tiempo transcurrido y la misma que quizás me deje ciega.

Degradados por la melancolía de las estrellas que no se observan en este cielo nocturno.

Degradados por pensar que figuran visiones en vez de realidades, por haber despreciado lo que antes no consideraba (y por seguir sin considerarlo mientras cree que esto de aquí es mejor).

Degradados por conocer que desconocen lugares cercanos.

Degradados, envilecidos y rebajados.

Sé que los ojos tienen precio- alto- porque nos permite ver, hablar, sentir, saborear y oír.

Ya ves, el ciego envidia al sordo porque no sólo se escucha por el oído.

viernes, 16 de octubre de 2009

La palabra


Soy mujer de letras.
No tengo otra cosa que hacer que creer en las palabras y sumirme en el predicado de las oraciones.
El decir me fascina y es por eso que, no teniendo el don de la oratoria, tengo el arte del oír.
Mañana tus palabras ya no existirán, ni si quiera dentro de unos segundos, porque siempre se extingue su onda en nuestro mundo corrupto y denigrante. Ahora, que nada me parece defraudador, en la prosa tengo fe de sentir lo que no puedo sentir y de ser lo que nunca podré ser.
Soy mujer de letras y son ellas las que me guían por nuestra tierra finita. Consiguen engañarme en muchas ocasiones con su serenidad y contundencia, pero de nada me percato porque soy mujer de letras, por lo tanto, mujer ilusa. Mujer crédula, mujer (o niña, como queráis) vulnerable, mujer incientífica, mujer deplorable, mujer de tertulia, mujer irracional y de nimio valor.
Soy mujer de letras, porque desconozco el ser sin lírica y porque, además de saber escuchar -y de no saber otras cosas-, sé también que los ojos tienen precio.

domingo, 4 de octubre de 2009

:-) :-(



He visto el día convertirse en noche y he visto también cómo la luz se convierte en oscuridad.

Los mansos y adorables gatitos se transforman en temibles felinos depredadores. La escasa lluvia, en tormenta mortífera.

He visto cómo el agua se convierte en hielo y he visto a su vez cómo el hielo se convierte en cuchillos cuyos filos brillan y sonríen amenazando con matar.

He visto cómo ese mismo cuchillo abría vientres y cómo los vientres sangraban. ¿Crees, acaso, que miento?

Posiblemente nada de lo que estoy escribiendo tenga ahora sentido (y posiblemente nunca lo tenga), pero he leído y oído desvaríos más grandes que los míos.

Madrid es bonita, muy bonita. Tengo cantidad de lugares que visitar, cantidad de parques para pasear, muchos rincones que fotografiar, eventos a los que asistir, exposiciones que observar, teatros que admirar, chicas a las que envidiar, amigos a los que conocer, conciertos para escuchar, sonrisas que esbozar y momentos para sentirme lejos de casa.

Madrid es preciosa y en absoluto fría, pero en todos los lugares hay agua que se convierte en hielo y hielo que se transforma en chuchillos. De momento no se han atrevido a abrirme el vientre, pero me quedan semanas y meses por delante, que miran insinuando momentos de bajón.

No quiero volver. Este es mi sitio por el momento. Las mañanas son largas, las luces no se extinguen nunca y la gente no te juzga tan rápido. Esto no es tan grande como Londres o Nueva York, pero lo suficiente para perderse entre la multitud de las masas y pasar desapercibida.

Tampoco es para toda la vida, aunque sí para un largo tiempo en el que poder abrazar lo que queda de anonimato y mezclarlo con el éxito. Creo en mí y no creo en Laura. Sé lo que quiero y sé lo que no quiero, y no sé lo que deseo. No es contradictorio aunque parezca lo contrario, no es tan difícil de comprender, ni tan absurdo esto que he dicho.

Pero mañana será otro día y me expresaré mejor. Hoy ni lo intento: Madrid me agota.