miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mi color preferido no es el azul.


“El lugar donde me dirijo no tiene relieve”
Expuso
“Allí me encontraré con mi color preferido.
¿Qué cuál es, dices?
Mi color preferido, mon chérie,
no es el azul del océano,
ni el dorado del oro de los ríos.
Tampoco es el blanco de la paz,
ni el negro del vacío.
Mi color preferido no es el fucsia del rubí,
ni el amarillo o el naranja del Sol.
No es el rosa del almendro en frenesí,
ni el rojo de la sangre, el fuego y la pasión.
Mi color preferido, mon chérie,
nace de tus ojos verdes y brillantes

martes, 24 de noviembre de 2009

Once more...


Una vez más y con más sentimiento... O no.
¿Me apago? ¿Me enciendo? … ¿Me asusto?
No estoy sola en todo esto, jamás lo estuve, a pesar de haberme empeñado en pensar lo contrario.
Quiero querer, pero no me sale. Quiero que me quieran, pero ¿no les sale?
¿Dónde queda el contagio de la emoción?
Nunca supe a ciencia cierta si estoy aquí por capricho o porque de verdad tuve aquella inquietud que me motivaba a pensar que podría llegar a ser algo.
Sé cómo me siento y podría explicarlo si me diera la gana, pero lo cierto es que me vería- como tantas otras veces- demasiado ridícula si comenzara a contarlo públicamente.
Mientras tanto, los vecinos cantan. Estrepitosamente.
Voy a acostarme a ver si con el jaleo puedo dormirme sin pensar en él.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Vienen y van


La gente viene y va, y se viste con sus mejores atuendos. Unos caminan a prisa y otros a paso lento, y vuelven y se giran y hacen cola para compran lotería, y salen de las tiendas con millones de bolsas en las manos.

La gente viene y va, y la tarde pasa entre ruidos de coches, risas, y conversaciones ajenas. Las calles siempre atestadas y los bares nunca vacíos. Guantes para el frío y gorros para adornar. Mi vida en una vuelta y media, y la gente que viene y va. Y sigue viniendo. Y no se marchan, sólo dan vueltas.

Pianos inesperados, acordeones por los parques, jazz en los pequeños rincones y Vivaldi en la calle del Arenal.

Rosas por doquier y olor a colonia de mujer por toda la ciudad nocturna. Iluminada. Bronceada. Adornada. Llena. Viva.

La gente viene y va y cantan, y van al teatro, o a la ópera, o simplemente a vagar por Montera en busca de… 100 montaditos a un euro cada uno (o a charlar con la bella dama apoyada en el árbol).

La gente viene y va, y es misteriosa, y no sabes nada de ella, y crea imaginación, y sonríe con amabilidad o te gruñen con poca educación. La gente viene y va, y yo voy con ellos, y eso, eso... me encanta.

lunes, 16 de noviembre de 2009

No cojeo


Despierta de tu sueño; estoy intentando hablarte y detesto que no me prestes atención. ¿Cómo puede ser posible? Sólo dime que vale la pena seguir insistiendo porque no tengo ganas de perder las horas gritando tu nombre para después obtener una respuesta vacua y sorda.

Una respuesta que nada responde.

Así que no me tomes el pelo. No me tomes por tonta. No me tomes en brazos como la última vez, sé caminar yo solita; mis piernas son largas y firmes y no soportan la discapacidad.


martes, 10 de noviembre de 2009

No somos nada (2)


Qué me habéis hecho que nada más aterrizar, nada más pisar suelo de este denigrado planeta, me he convertido en humana otra vez.

Qué me habéis hecho que me siento un poco más como vosotros, que pienso con inmunda ilusión.

Qué me habéis hecho que me he vuelto a pintar las uñas de rojo, que necesito comprarme esa chaqueta del escaparate, que me he enganchado al colorete y que soy partidaria del rimel a diario.

Qué me habéis hecho que sólo me preocupa ser solo un poco más guapa, y que, cuando mejoro en lo que creo que he mejorado, sigo queriendo estar sólo un poco más guapa y que al final me he metido, como muchas otras, en el círculo vicioso de pretender estar perfecta y de nunca sentirse plena.

Qué me habéis hecho que cada vez soy menos inteligente y, sin embargo, creo que mi eficiencia mental va aumentando.

Qué me habéis hecho que creo en el sexo sin amor y en el amor inequívoco y en el inequívoco sentimiento del dolor al final. Que creo en las primeras impresiones, que prejuzgo y critico, que me estoy comiendo una hamburguesa del McDonalds y siento la irremediable culpabilidad.

Qué me habéis hecho que pienso como vosotros, que me camuflo entre vuestra multitud, que me da igual quiénes sois y de dónde venís, que ya no me planteo preguntas existenciales.

Qué me habéis hecho que necesito sentirme algo más querida, que detesto querer y que odio y envidio que quieran a los demás.

Qué me habéis hecho que escribo sobre vosotros. Que, insolentes, me habéis acostumbrado a lo que nunca quise acostumbrarme. Que siento y padezco, pero sólo me río de mi gracia y lloro por mi dolor.

Que me habéis hecho que me he dado cuenta de todo. Que necesito el ósculo nocturno prohibido y la emoción de la simpatía para poder dormir tranquila. Que con 17 años cree tener posibilidades en un mundo que le queda enorme, que se pierde en la gran ciudad y que detesta lo equeño, que admira la creación del arte humano y que no se para a contar estrellas ni a observar embelesada la luna.

Qué me habéis hecho que me creo superior a todos vosotros y creo también en la extinción de vuestra raza y creo en mi persistencia.

Qué me habéis hecho que me extinguiré con vosotros, aunque yo no lo sepa, en la vacua memoria de los que van llegando.

¿Qué me habéis hecho que jamás seré nadie?

No somos nada

lunes, 2 de noviembre de 2009

No sois nada (1)


Estoy sobrevolando la Alicante nocturna.

El mundo desde arriba se ve mucho más bonito, más pacífico, más tranquilo de lo que es, además, también os hace aparentar, a vosotros los humanos, ser más inteligentes.

Porque, a pesar de no haberlo creado vosotros, el planeta prácticamente es vuestro y os habéis apoderado de la patente de su creación.

Desde aquí arriba, el mar, que de noche es de un negro que brilla, parece estar recubierto con mantas de oro, plata y cobre y, de está manera, es mucho más brillante y os puedo asegurar su belleza infinita.

No sois nada, eso ya lo he dicho muchas veces, pero me reitero para recordar- en noches como esta- que la discordia y contrariedad del sentir son sólo para los de abajo – yo no me incluyo en el pack porque ya he dicho que estoy literalmente en las nubes-.

Ahora mismo creo tener en mis manos el poder de destruiros, y lo haría, os juro que lo haría, porque os detesto con toda mi alma ahora que desde aquí arriba las cosas se ven diferentes y yo me siento envanecida.

Cuando aterrice, reconvertiré el vosotros en un nosotros y entonces, me haréis reír o llorar por estupideces y banalidades. Mañana me volveréis a devorar porque cruzaré y pasearé por Gran Vía y me engulliréis con vuestra indiferencia y desinterés. Tampoco a mí me importáis demasiado. Mi condición de inepta volverá entonces cuando toque tierra firme con los pies. Me limitaré yo misma de nuevo. No seré en realidad ni la mitad de inteligente que me gustaría ser ni la mitad de espabilada de lo que debería. Me conozco mejor que todos vosotros y he de decir que nunca daré la talla ahí abajo- sí, sí, a pesar de mi metro ochenta de altura-.

A veces estudio que es lo que me puede hacer resaltar del resto, qué cualidad es la que puede evidenciar mi grado diferencial. Pero sólo soy lo que puedo ser, y ahora mismo os aseguro que lo soy todo. Porque os observo, seres, desde aquí, a gran altura. Ahora mismo soy todo y vengo de donde a mí me ha dado la gana. Dentro de nada, el avión aterrizará, y, por desgracia, me uniré a vosotros, ¡oh ,seres pensantes! para que me hagáis pensar en el éxito cuando, sin embargo, lo único que me espera es el fracaso.

No sois nadie.