miércoles, 1 de diciembre de 2010

Vístete, anda.


Me gusta tu pelo, lo prometo. Y más me gustan tus piernas y culo. Qué grosero, ¿verdad?
Podría dedicarte un "que inteligente eres, mi amor" -que de eso también tienes- y salir airoso de cualquier indicio de superficialidad que me delatase.
Me gustan tus ojos y nariz, es cierto, y también esa boca que, cuando se siente sexy y se pinta de rojo, hace maravillas.
Me encanta cuando eres fría y distante; y adoro esa absurda manía tuya de no contestar las llamadas para no parecer que piensas en mí constantemente.
Tu soberbia es exquisita, tanto incluso como tus fríos pies bajo las sábanas. Y es que además, cocinas muy bien todo el calor de la habitación, cariño.
No es que seas demasiado buena para mí, no, no es eso. Tampoco eres alguien para dejar escapar, pero, si no he vuelto mañana, es porque seré de otra.

2 comentarios:

AdR dijo...

Claro, yo también acabaría siendo de otra ante tanta frialdad escultural y marmórea. A mí me gusta el calorcito... ¡Qué digo el calorcito! A mí me gusta el calor infernal de las sábanas ;)

Besos groseros

El Drac dijo...

¡vaya! un inconforme con el ideal de mujer, en fin a cada LOCO con su tema.