miércoles, 26 de octubre de 2011

Me mira y me odia



Me mira y me odia.


Me mira y me odia, y no sé si me odia ella o me odian sus ojos. También me odian los hoyuelos de sus mofletes cuando sonríe. Perversa. Y sus patas de gallo que cantan a cualquier hora del día:

Kikirikí-Kikirikí

Tiene los dientes torcidos, pero es guapa. Muy guapa. Me encantan sus pecas, aunque me odien.
Y mientras me mira, apoya la mano encima de la mesa. Sus uñas son largas. Rojas. Le chifla, le vuelve loca mirar mientras carraspea la mesa. Que sueneQue suene en el silencio.

 SI-LEN-CIO.

No habla, pero no deja hablar tampoco a nadie. Con su mirada lacerante nos acalla a todos.

Shhhh…  (si-len-cio)

Tanto, que puedo oír su corazón en el pecho, retumbando. Baila, acelerado, sin parar. 
Y veo cómo, de repente, le estalla una teta. 
Ella no se inmuta. Sigue mirando. 

Te penetra, te penetra porque su mirada es su falo. Por un instante puedo sentir cómo me embiste y me folla. 

 Lacerante fémina con mirada fálica y orgullo de mujer consentida.

Me encantaría que le estallase el otro pecho

Y tampoco me importaría que le estallasen los tobillos, ni sus codos, sus hombros, su culo, sus mofletes... Su cabeza. 

Que le estalle a esa hija de la gran algo todo el cuerpo de repente.

No puedo con ella, porque me mira y me odia, aunque no estoy segura de si me odia ella o me odian sus ojos.

1 comentario:

Val dijo...

Eso que puede causar un par de ojos. Genial.