viernes, 26 de abril de 2013

CONFLICTO SENTIDO IV



CONFLICTO SENTIDO IV

Como nunca, estas cosas, que me motivan y me gustan. Gracias a Bolo, que no te entiende casi todo, y a Ramón G. del Pomar (en la foto), con sus historias de niños que miran por debajo de las faldas. 

Estos fueron los elegidos: 

1. LOS ÍNTIMOS
2. MI ERA DE SPACE INVADERS
3. FELICES PÍLDORAS
4. LOS QUE SE QUEDAN
5. PERRO ATADO A LA PATA DE LA MESA
6. ME MIRA Y ME ODIA

miércoles, 24 de abril de 2013

Viajes





He aprendido a viajar ligera de equipaje. Guardo mis libros siempre en el bolsillo delantero con el cepillo de dientes y algunas bragas limpias. Al volver, sólo traigo conmigo un plus de postales fechadas que compro en algún rastro del lugar. Me gusta recordar con fotografías ajenas a mí. 
También a la vuelta dejo al descubierto, en la red lateral de la mochila, aquellas bragas usadas. No me gusta mezclar lo limpio con lo guarro. O lo guarro con lo extremadamente guarro. No tengo trapos sucios que esconder. Aunque si algo no me gusta de mí, es mi relación con los espejos. Me miro y me siento mundana. Me muevo en una constante dualidad carnal que detesto. Las veces que no me comparto, es por pura pose. Luego lo dejo correr, porque el orgasmo es el orgasmo. 
El secreto de los viajes  lo salvaguardan todas las plazas que se llaman San Martín. Lo malo de que los secretos sean secretos, es que la memoria los mancilla. Por eso muestro las bragas. Las impresiones desconocidas son la prueba de que todo lo viví. Eso, y porque va ligado a mi afirmación de que si no lo cuento, es como si no lo hubiera vivido

lunes, 22 de abril de 2013

Los que se quedan. #2





Que toquen a la puerta.
Que traigan algo de beber y algo sobre lo que pensar.
Que sean bienvenidos y nos demos dos besos.
Que cuenten leyendas y cruzadas.
Que impregnen la casa de eso que han encontrado allí y que aquí no hay.
Que pregunten porqué he cambiado la cómoda de su sitio y dónde compré el cuadro que cuelga en el salón.

Que intercambiemos impresiones y recuerdos.
Que miren abstractos y piensen que no he cambiado,
que mi trenza es sólo un poco más corta que la última vez, que me han echado de menos, que miraban y les faltaba encontrar mi pendiente de aro.
Que la casa huela como antes, a gardenia.

Que llenemos copas de vino y que ennegrezcamos los labios.
Que suene Al Green en el reproductor, y que vuelvan con las preguntas: que si mis padres están bien, que sigo haciendo lo mismo, que si soy feliz. Que si me he olvidado de todo.


Ven aquí, abracémonos.  


domingo, 21 de abril de 2013

Felices píldoras



La falta de motivación, en gran parte, se encuentra en la falta de los hombres, tan pendientes de todo menos de nuestro lunar en la mejilla izquierda. Son ellos quienes nos llevan por el camino del augurio, y quienes nos hacen apoyar antes de brindar para no morirnos vírgenes. Qué fácil resulta caminar sin cuello, y qué difícil se nos hace las noches sin abrazos. Lavamos sábanas pensando que la próxima vez podrán estar más sucias, más guarras, y compramos medias esperando evocar el erotismo con la actividad del desprendimiento. Fingimos el misterio. Olemos a canela cuando salimos de casa y olemos a canela en casa, sólo por si acaso. Cuando no os tenemos cerca, echamos de menos tener el coraje de pediros ciertas cosas y escuchamos el Lovefool de los Cardigans para recrearnos en nuestras desgracias.

Pero qué estúpido que penséis que podemos vivir con la continuidad de la elección.

Jamás,

por favor,

jamás,

se te ocurra decir que me necesitas.



sábado, 6 de abril de 2013

El gel lo cura todo

Cuando menos lo espero,
adultero la vida con desganas.

Me engaño para creer
que las cosas iran peor en el futuro.

Luego me doy un buen baño
y me reconcilio con todo

jueves, 4 de abril de 2013

Mis noches humanas

Piso lenta el asfalto de la calle. Me pesan las piernas en las mañanas postcoitales. Horas después, me cruzo con los hitos que marcaron mi año, chapurreando canciones francesas y apretando bien para que no te escurrieras.

Las noches latinas son mis noches humanas, pero nadie me ha enseñado mejor que tú la melosidad de la vida.