Me levanto dispuesta a comprar una planta. Una que llene
el cuarto de vida, perfecta para mis noches solitarias, y que me acompañe en la
locura, cuando pienso que debería ser como todas esas chicas que muestran en
las películas, con vidas perfectas, camas perfectas, plantas perfectas. La mía
será -pienso- como ella quiera, y la cuidaré regándola, poniéndole música,
sacándola al balcón los días templados y cantándole a sus flores, que me
arroparán al dormir.
jueves, 2 de noviembre de 2017
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